Reseña: El chico que nunca llamó - Rosie Walsh

The Man Who Didn't Call
Rosie Walsh
Plaza & Janés - 2018
384 páginas
17,90 €

Toda gran historia de amor esconde un secreto...

Sarah conoce a Eddie, se enamora perdidamente y pasan juntos siete días maravillosos. Ella está convencida de que lo que hay entre ambos es amor de verdad, nunca ha estado tan segura de algo. Así que cuando Eddie le dice que debe marcharse unos días y promete llamarla desde el aeropuerto, Sarah no duda de que lo hará.

Pero Eddie no llama ese día. No el siguiente. Ni el otro.

Los amigos le aconsejan que lo olvide como él ha hecho y que siga adelante. Sin embargo, está convencida de que ha tenido que pasarle algo que explique su desaparición.

Y cuando decide buscarlo, abre sin saberlo una puerta cerrada desde hace mucho tiempo.

El chico que nunca llamó fue un libro que me llamó la atención nada más leer su sinopsis y que he tenido la oportunidad de leer gracias a una lectura conjunta.

Al final, ese presentimiento que tuve en un primer momento no me ha fallado y ha sido un libro que me ha tenido muy intrigada y que he disfrutado mucho, a pesar de un par de cosillas que han hecho que le bajara un poco la nota global.

Sarah es inglesa, pero vive en California donde fundó una ONG, que ayuda a niños que están hospitalizados, junto con el que es ahora su ex marido, con el que ha estado casada más de 17 años.

Cada año pasa un mes en Inglaterra junto a sus padres, pero ese año no será cómo ella esperaba, ya que un día, de casualidad, conoce a Eddie, un hombre con el que sentirá una conexión instantánea.

Juntos pasarán una semana mágica en la que, cada día que pasa, sus sentimientos se irán haciendo cada vez más intensos y profundos.

Pero llega el día que tienen que separarse por unos días y aunque Eddie promete a Sarah que la llamará, esa llamada no se producirá.

A pesar de que le parece una locura seguir pensando en él, Sarah intentará averiguar qué es lo que ha pasadó para que Eddie desaparezca tan repentinamente.

Ese misterio alrededor de Eddie y su desaparición es lo que hace que te enganches a este libro y te mantengas pegada a sus páginas.

La autora sabe muy bien cómo llevar la trama, desvelando sólo lo necesario en los momentos adecuados, introduciendo cartas por en medio que te hacen preguntarte más cosas, jugando con el presente y el pasado y haciendo que Eddie sea un misterio para todos, incluída la protagonista.

Es esa la razón de que el instalove que hay al principio, a pesar de no ser algo que suela gustarme, acabe siendo bastante justificable, ya que el hecho de saber tan poco de él, hace que el enigma sea aun mayor y acabemos barajando diferentes teorías al respecto.

Pero lo mejor es que, cuando ya creía que estaba todo bastante claro y llega la hora de todas las revelaciones, me doy cuenta de que estaba totalmente equivocada.

No sé si alguien se lo ha leído, pero yo personalmente no vi venir los tiros y me ha gustado mucho ese giro que da la historia. Es diferente a lo que te esperas y consigue sorprender.

Los personajes, por otro lado, no han estado mal, ya que están bien construidos y profundizados.

Sarah es un personaje que esconde mucho más de lo que se ve a primera vista. Es una chica que se siente vacía y perdida. No está satisfecha con su vida en California, a pesar de que tiene éxito en su trabajo, amigos y su divorcio no ha sido nada traumático. Pero tampoco encuentra su lugar en su ciudad natal. Hay algo que no le deja avanzar. Y poco a poco iremos descubriendo más de ese pasado que la condiciona tanto en su presente.

Cierto es que no he acabado de entender por qué estaba tan emperrada en Eddie y en localizarle, pero es que yo no he vivido un enamoramiento tan rápido e intenso, así que en ese sentido no he podido comprenderla.

En cuanto a Eddie, a pesar de que en gran parte del libro conocemos muy poco de él, en la última, que ya estará contada bajo su punto de vista, descubriremos la gran responsabilidad que tiene con su madre, que lleva años sumida en períodos de depresión. Se siente responsable de ella, por lo que no vive su vida por completo al depender tanto de ella y de su estado.

Es comprensible que los dos conecten nada más conocerse y encuentren el uno en el otro, ese apoyo y ese empujón que tanto necesitan.

También hay varios personajes secundarios que, aunque no son una parte esencial de la trama, sí que consiguen darle una dinámica diferente que si estuviera sólo centrado en Sarah y Eddie.

Así que, si los personajes y la trama aprueban y el instalove no me ha chirriado tanto como suele hacerlo, ¿qué es lo que ha hecho que le baje la nota?

Pues porque en la recta final recurre a un tópico muy usado en este tipo de libros que no creo que fuera necesario y que ya te hueles que vaya a pasar. 
Creo que, además, sólo sirve para añadirle otro drama que pueda remover más al lector, pero a mí me ha sido algo indiferente. 

Aún así, El chico que nunca llamó es una lectura que, a pesar de que peca de algunos tópicos, está bien construida y consigue atrapar y mantener el interés hasta el final. 

Aunque el romance es lo que da el pistoletazo de salida en este libro, hay mucho más que sólo amor en sus páginas. Las relaciones familiares, la culpabilidad, la redención o el perdón serán temas de gran importancia en esta historia.