Reseña: La institutriz real - Wendy Holden

The Royal Governess
Wendy Holden
Umbriel - 2021
446 páginas
21 €

En 1933 la joven Marion Crawford acepta el empleo de su vida como institutriz de las princesas Lilibet y Margarita. La única condición que pone a los padres de las niñas, los duques de York, es poder aportar ciertas dosis de normalidad a sus protegidas y privilegiadas vidas.
En el palacio de Buckingham, el castillo de Windsor y Balmoral, Marion desafía el estricto protocolo para llevar a las princesas en metro, a nadar en piscinas públicas y en divertidas salidas para hacer compras navideñas en Woolworths. Desde un lugar privilegiado en el corazón de la monarquía británica, Marion es testigo de los acontecimientos más trascendentales de la historia del siglo XX: el impacto de la abdicación, el glamur de la coronación, el estallido de la Segunda Guerra Mundial… Ella acompaña a las princesas en esos momentos cruciales y se convierte en una figura tan cercana como una madre. Aun en los días más oscuros de Gran Bretaña, con los aviones de Hitler sobrevolando Windsor, Marion protege a las niñas en las mazmorras del castillo. Incluso está presente cuando Isabel se fija por primera vez en el joven Felipe.
Pero ser una querida confidente de los Windsor tiene un alto coste personal. Matrimonio, hijos, los propios puntos de vista… todos están comprometidos por la cercanía a la realeza.

En esta fascinante historia de amor, sacrificio y lealtad, Wendy Holden nos cautiva con una novela sobre los años previos a que la reina Isabel II accediera al trono.

Uno de mis géneros favoritos es la histórica, siento debilidad por conocer más profundamente detalles, hechos o personajes que han sido importantes o han marcado una época. Y, aunque no soy nada monárquica, siento predilección por todo lo que rodea a las casas reales europeas. Me encanta saber qué se esconde detrás de esas familias tan aparentemente perfectas. Series, películas, libros... me lo trago todo.
Así que cuando vi que este libro trataba sobre la institutriz de la que sería reina de Inglaterra supe que tenía que leerlo, aunque ha sido una lectura con sus más y con sus menos. 

Marion Crawford es una joven que se prepara para ser maestra y enseñar a los niños más desfavorecidos. Aunque jamás se ha planteado dar clases a la élite o clase alta, le llega la oportunidad de ser la institutriz de las hijas de los duques de York, las princesas Lilibet y Margarita.
Después de mucho pensarlo, Marion acepta, convencida de que así podrá también cambiar el mundo enseñando a esas dos niñas cosas cotidianas y la realidad del país, haciéndoles ver que su privilegiada situación no es lo habitual.
Pero aunque sólo iba a estar unos pocos meses, Marion acaba pasando 17 años con la familia real y viviendo un montón de acontecimientos junto a ellos: la coronación, la Segunda Guerra Mundial, los primeros amores... 

Siempre que leo un libro de este estilo lo que busco encontrar son hechos reales, que me haga conocer más en profundidad el tema del que estoy leyendo, algo que no ha ocurrido con La institutriz real. No me ha aportado nada nuevo sobre aquellos años o sobre la monarquía inglesa.
Quizá para alguien que sabe sólo los detalles más básicos o importantes sí que resultará interesante y le permitirá saber más sobre esta institución, pero si ya estás un poco curtido en el tema se quedará en una lectura entretenida.
Y el problema, básicamente, es que se centra demasiado en la vida personal de Marion Crawford, personaje que es real por cierto, y no tanto como en su día a día con las princesas.
Sabremos mucho sobre sus ideales al principio; los cuales quedan olvidados a mitad de la novela, sobre su vida amorosa; mucho, sobre sus dudas y sus sacrificios por trabajar para la monarquía inglesa, pero no tanto sobre cómo era estar con esas niñas cada día durante tantos años.
Sí que nos cuenta los hechos más destacados que vivieron, la rigidez y el protocolo que había que cumplir, la importancia del deber real, pero todo ello de manera más bien superficial, sin ahondar en grandes detalles o sin contar ciertas cosas que podrían dejar malparados a los afectados.
Marion no para de decir que esas niñas fueron más que un trabajo o una obligación, que eran como sus propias hijas, que su papel fue crucial en su educación, pero la autora no nos enseña cómo va creciendo esa relación entre ellas, las vemos interactuar poco, hay escenas sí, pero no las suficientes para ver cómo se crea ese lazo.

Aparte de la protagonista y los miembros de la familia real, hay otros muchos personajes secundarios, otros miembros del servicio, políticos y otros familiares, que también tendrán su aparición en la historia, algunos en mayor medida que otros.
En general no he conectado con ninguno, en parte porque no se profundiza lo suficiente en ellos y en parte porque su imagen no es la que tengo en mi mente. Ninguno de ellos es un ejemplo a seguir, eso lo tenemos todos claro, pero me han parecido personas muy poco familizarizadas con los problemas diarios de la gente; algo totalmente opuesto a la función de la casa real, elitistas, superficiales, caprichosos... es que casi no he visto nada bueno en ellos.
También creo que blanquea la imagen de algunos personajes, como por ejemplo Wallis Simpson, de la que casi no habla, e incluso duda, de sus relaciones y contactos con el régimen nazi.
Me ha costado bastante diferenciar lo real, de lo ficticio la verdad.
Si comparamos con la serie The Crown, que está muy bien documentada y ambientada; a pesar de que muchas cosas son inventadas, este libro se queda muy corto. 

Punto positivo, eso sí, para el final, crudo y amargo, que pone de manifiesto que los empleados son tratados simplemente como tales, y que no les dan toda la consideración como deberían, algo que seguro que sigue pasando hoy en día.

La institutriz real es un libro que recomiendo más a los que no están tan familiriazados con todos los pormenores la familia real británica. Es una historia que se centra, especialmente, en la vida personal y amorosa de la protagonista que en los entresijos de trabajar para la casa real. 

*Con la colaboración de Umbriel*