Reseña: Ciudades de papel - John Green

Título original: Paper towns.

Autor: John Green.

Editorial: Nube de tinta.

Nº de páginas: 362.

Precio: 14,95 €.

Sinopsis: En su último año de instituto, Quentin no ha aprobado ni en popularidad ni en asuntos del corazón... Pero todo cambia cuando su vecina, la legendaria, inalcanzable y enigmática Margo Roth Spiegelman, se presenta en mitad de la noche para proponerle que le acompañe en un plan de venganza inaudito. Después de una intensa noche que reaviva el vínculo de una infancia compartida y parece sellar un nuevo destino para ambos, Margo desaparece dejando tras de sí un extraño cerco de pistas.

Opinión:

Primero de todo un consejo: si vais a leer este libro, olvidaos de Bajo la misma estrella. No lo comparéis, ni os esperéis un libro parecido porque es entonces cuando vendrán las decepciones.

Además, también hay que tener en cuenta de que, aunque aquí lo estemos leyendo ahora, Ciudades de papel es uno de los primeros libros de John Green que se publicaron, así que es lógico ver alguna que otra diferencia en su estilo.

Dicho esto, lo que más me han preguntado por twitter ha sido: te ha gustado? Y la respuesta es que sí, aunque he encontrado un gran pero que ha hecho que no me quedara del todo satisfecha.

Pero vayamos por el principio.

En Ciudades de papel tenemos como protagonistas a un grupo de chicos en su último año de instituto. Unos chicos corrientes, de los que no pertenecen al grupo de los populares y que incluso podrían ser considerados algo nerds o frikis.

Primero está Quentin, Q, el más profundo y reflexivo, el que parece pasar más de lo que opinen de él y que lleva años enamorado de su vecina, Margo, antigua amiga de la infancia.

Ben y Radar son sus mejores amigos, uno obsesionado con ser aceptado por los más guays del instituto y poder ir al baile de graduación con una chica; el otro un friki de Internet, administrador de una web al estilo wikipedia.

Margo es el eje de la novela, todo pasa por ella o gracias a ella. A raíz de su desaparición, y de las pistas que va dejando, Quentin comenzará a conocer más a la verdadera Margo y, de paso, a descubrirse a sí mismo.

Si hay algo por lo que destaca este libro es por su rápida lectura. A pesar de que hay un momento, cuando Quentin se encuentra en plena investigación, que parece que se estanca un poco la trama y que no avance demasiado, cuenta con un ritmo muy ágil en general. Es de esos que se leen prácticamente solos, con los que vas pasando las hojas casi sin darte cuenta. Además, tiene bastante diálogos y un estilo sencillo, natural y muy franco que le da mucha más agilidad.

La desaparición de Margo le da el toque de misterio que hace que te enganche y que quieras saber qué es lo que realmente le ha sucedido.

No nos encontramos con un libro dramático, ya que tiene gran cantidad de momentos de humor, llevados en gran parte por Radar y Ben que son los personajes que aportan ese toque desenfadado y divertido, ni tampoco es un libro romántico, ya que eso es prácticamente inexistente.

Eso sí, como parece ser que es común en todos los libros de John Green, tiene sus momentos profundos y de reflexión sobre diversos temas, como pueden ser la amistad o de cómo vemos a las personas como queremos ver y no como son realmente, sobretodo llegando a final del libro.

Pero la razón por la que he acabado el libro con una sensación agridulce ha sido por el final. Como ya digo, todo iba bastante bien, entretenido, con algunas frases que te hacen pensar, picada por averiguar qué es lo que pasó realmente.. hasta que llegué a las últimas páginas. Y no porque no fuera el final que me esperaba, si no porque realmente me quedé sin comprender de verdad a Margo y sus razones. Y el hecho de no poder entenderla ha hecho que me quedara como a medias, como si le faltaran más páginas al libro o un final más impactante. Me gustó la Margo del principio, pero no la del final.

A pesar de ello, creo que sus muchos puntos positivos lo compesan con creces y que en general, es un buen libro que se disfruta mucho.

2/5 

*Gracias a la editorial por el ejemplar