Opinión:
Ya le tenía echado el ojo a este libro mucho antes de que anunciaran que lo publicarían aquí. Eso fue antes de que leyera más de este género y que descubriera que pocos de ellos me convencían.
Es por eso que cuando lo cogí no las tenía todas conmigo. Ya me imaginaba una historia como tantas otras que había leído anteriormente, repleto de un drama en exceso.
Pero conforme iba pasando las páginas me iba dando cuenta de que me equivocaba, por fortuna.
A pesar de que Katja Millay ha creado unos personajes que han vivido unas experiencias muy duras no ha recurrido al drama fácil. No tenemos a dos personas autocompadeciéndose en cada página, ni situaciones enrevesadas que hace que todo resulte demasiado surrealista.
No, aquí tanto Nastya como Josh lidian con su tormento a su manera y como pueden, pero siempre sin intentar dar pena y siendo muy valientes al respecto.
A pesar de su, lógica, reticencia inicial a abrirse el uno al otro, tampoco se cierran en banda a ello, y su relación va sucediendo poco a poco, sin prisa y de forma muy sencilla y natural.
He leído en algunas reseñas que les ha parecido un libro muy desgarrador y yo tengo que decir que no me ha pasado. Vamos a ver, no es un libro alegre, eso está claro, pero para mí, decir que un libro es desgarrador es cuando me deja con un mal cuerpo increíble, y este no ha sido el caso.
Como ya he dicho, no tiene un dramatismo desbordado, tiene sus momentos de humor y un final realista y esperanzador. Gracias a su narración en primera persona, con capítulos intercalados contados desde el punto de vista cada uno, podemos saber todo aquello que les angustia y les preocupa.
Además, las reflexiones internas de Josh y Nastya prevalecen sobre los diálogos, con lo que es un libro que profundiza muchísimo en ellos y en sus sentimientos.
Iremos conociendo a Nastya y sus secretos muy poco a poco. A raíz de un suceso del pasado su vida se truncó y ya no ha vuelto a ser la misma. Viste con ropa provocativa, no se relaciona con nadie, se ha distanciado de todo el mundo, tiene una actitud muy altiva con todo el mundo y se ha encerrado en sí misma. Pero realmente, Nastya necesita decir todo aquello que le pasó, pero le dominan las ganas de venganza y el resentimiento que tiene hacia esa otra persona.
A Josh, en cambio, lo conoceremos más rápido. Es un chico reservado, que no quiere encariñarse mucho con nadie por miedo a perderlo, como le ha pasado con todo el mundo.
Son dos personas que se necesitan mutúamente para poder afrontar todo aquello a lo que tienen miedo y que, gracias a algo tan simple como la carpintería, se acercaran poco a poco.
Hay pocos personajes secundarios importantes, a excepción de Drew, el mejor amigo de Josh y que también conseguirá ganarse la confianza de Nastya. Es un mujeriego, no se compromente con ninguna, le preocupa lo que dirá la gente y hace todo lo que sea para mantener su reputación de juerguista y vividor. En el fondo, es mucho más que eso y la mitad de su fama no es totalmente cierta.
Es un personaje que me ha parecido muy interesante, además de ser el que aporta el toque divertido para rebajar la seriedad de la trama, aunque no se profundiza tanto como me hubiera gustado, la verdad.
Otra de las cosas que tengo que destacar es que por fin, después de no sé cuántos libros del estilo, la autora no ha caído en clichés y tópicos y los traumas de los personajes son totalmente diferentes. Para mí ha sido un alivio y un soplo de aire fresco.
El mar de la tranquilidad es, por tanto, una historia sobre dos personas que se sienten solas en el mundo y que se encuentran en el momento adecuado de sus vidas. Un libro profundo, muy sentimental y con una historia muy bonita de amor y que, a pesar de esas experiencias tan dolorosas y tristes de los protagonistas, no tiene un melodrama extremo que busca provocar las lágrimas del lector a toda costa.
*Gracias a la editorial por el envío del ejemplar.