Reseña: Un domingo como otro cualquiera - Liane Moriarty

Truly Madly Guilty
Liane Moriarty
Suma de Letras - 2017
558 páginas
20,90 €

A Clementine la atormenta el remordimiento. Era solo una barbacoa. Ni siquiera conocían demasiado bien a los anfitriones, se trataba de amigos de sus amigos. Podrían haberse negado a acudir con facilidad. Pero ella y su marido, Sam, dijeron que sí. Y ahora nunca podrán cambiar lo que hicieron y no hicieron ese domingo por la tarde.
Seis adultos responsables, tres niñas adorables y un perrito revoltoso. Aparentemente un fin de semana como otro cualquiera en una tranquila zona residencial de las afueras. ¿Qué podía ir mal?

A pesar de que es ahora cuando se ha dado más a conocer, gracias a la serie de la HBO Big Little Lies (que aprovecho para volver a recomendar), Liane Moriarty no es ninguna desconocida en España, ya que éste es el cuarto libro que se publica de ella.

Curiosamente no ha sido hasta hace unos días que, revisando mis estanterías, me dí cuenta de que ya había leído un libro suyo hace unos años, Lo que Alice olvidó, del cual no recuerdo mucho, sólo que me gustó bastante, así que éste podríamos considerarlo como mi primera toma de contacto "real" con ella.

Su estilo, la forma de narrar, de construir la historia y los personajes, me ha recordado a otras autoras como Kristin Hannah o Kate Morton y, eso, es sinónimo de calidad para mí.

Quizá para algunos la revelación del misterio sea un poco decepcionante, pero hay que tener en cuenta que lo que realmente prima aquí son los personajes y las relaciones entre ellos.

Pero voy por el principio. ¿Qué nos encontramos en Un domingo como otro cualquiera? Pues una historia coral, con tres parejas como personajes principales y un denominador común, una tarde de domingo en la que se juntaron todos para hacer una barbacoa. Algo totalmente normal que no debería haber ido más allá, pero cuyos acontecimientos afectaron a la vida de todos ellos, cambiándolas radicalmente y sacando a la luz secretos que llevaban mucho tiempo enterrados.

Para empezar tenemos a Clementine y Sam, que son la imagen del matrimonio perfecto y con dos hijas pequeñas adorables. Ella está preparando una audición para entrar en la orquesta de Sídney, él acaba de comenzar en un trabajo nuevo.

La mejor amiga de ella, Erika, está casada con Oliver. No tienen hijos, son muy responsables y, por eso, los consideran algo muermos. Pero ninguno de los dos ha tenido una infancia fácil y esa es la razón de la que sean tan sensatos y se tomen tan en serio todo.

Es Erika la que los invita a casa de sus vecinos, Vid y Tiffany, que es su segunda mujer, los cuales tienen una hija ya casi pre-adolescente. Su peso en la trama no será tan grande como la de las otras dos parejas, pero ellos también tendrán cosas a las que hacer frente.

Todo gira alrededor de lo que pasó aquella tarde de domingo en casa de Vid y Tiffany y los conflictos que provoca entre las parejas. La autora juega muy bien manteniendo el suspense sobre ese hecho. Va alternando el presente, en el que vemos los efectos de ese día, y el pasado, en el que, poco a poco, va contando todo lo que sucedió desde que Vid propone la barbacoa a Erika.

Gracias a esta forma consigue que tengas interés todo el rato, sin resultar aburrido o pesado, a pesar de que tiene una construcción lenta, y que vayas sacando tus propias conclusiones y cambiando de teoría cada pocos capítulos.

Todo se descubre prácticamente al final y, sinceramente, al principio me sorprendió que sólo fuera eso, ya que no lo vi para tanto. Pero después de pensarlo, entendí que era eso lo que la historia requería, algo que nos puede pasar a cualquiera, con lo que podamos empatizar y entender. Además, no es que esto sea lo más importante, si no todos los otros temas que toca la autora, entre ellos la maternidad, con diferentes puntos de vista y situaciones, la familia y, especialmente, la amistad.

Los personajes, además, no son nada perfectos, no hay ni buenos, ni malos. Cuando crees que uno te cae bien, descubres algo que te hace replantearte tu opinión sobre él. Todos han hecho cosas cuestionables, que no les hacen mejores ni peores personas, pero sí que te demuestran que todo el mundo comete errores.

Eso sí, en ningún momento cae en el melodrama barato. Aunque hay partes algo delicadas, no se regodea en ellas, ni pretende que sintamos pena, o hacernos llorar a toda costa.

Un domingo como otro cualquiera es un libro con una historia que de primeras parece no ser muy impactante o sorprendente, pero que destaca por la construcción de sus personajes y la diversidad de temas y puntos de vista que trata, que te hacen reflexionar y que resultan muy cotidianos.

Si os gustan las historias de y sobre personas, este es uno de esos libros que merecen la pena. 

*Con la colaboración de Suma de Letras*